Descripción
Si existen en la historia de la literatura dos personajes que sean el símbolo de los eternos enamorados, serán sin duda, desde que Shakespeare los inmortalizó en su tragedia, Romeo y Julieta.
Como dice uno de los versos de la obra, ambos nacieron bajo estrellas impropicias, y aunque su amor no tuvo un cumplimiento feliz, su muerte, como en los dramas griegos, purificó y desterró el odio del corazón de Capuletos y Montescos, las dos familias rivales.
Versión castellana en verso del gran poeta y humanista Albert Manent.





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